
Epoca : Siglo XVIII – Lugar: Inglaterra .
Richard, un humilde campesino muy trabajador, a instancias de su hermana Susan, fue a un baile de la comarca que se hacia en el castillo de los Hampton. Allí , ella le presentó una bella muchacha, Helen, que era su amiga. Richard bailó varias piezas con la misma, durante la velada. Al retirarse, se enteró que era la anfitriona de este castillo. Fue una desilusión para él, pues había quedado cautivado por la belleza, el donaire y la inteligencia de la misma. Obviamente, la diferencia de clases no le permitía soñar en absoluto con ella.
Unos días después, la encontró en la librería donde ambos habían ido para comprar unos libros... se saludaron con una reverencia, y ella salió en seguida. Se acercó a su carruaje y le dijo al cochero, que se fuera, pues iba a caminar hasta la casa. A ella le gustaba mucho hacer travesías largas a pie.
Hacia unos 15 minutos que estaba en el camino, cuando vio que el cielo estaba cada vez más oscuro y se sentían truenos en la lejanía. Apuro el paso, pero a los pocos minutos, empezaron a caer las primeras gotas. En ese momento sintió a sus espaldas, el galope de un caballo. Al llegar a su lado, Richard le dijo:
-Srta Helen va a llover fuerte. Aquí cerca hay un castillo en ruinas para cobijarse .
-Si Vd. me permite, la llevo hasta allí.-
Ya llovía fuerte... no había tiempo para pensar... le dio la mano y la alzó hasta la montura, delante de el. Y salió rápidamente con su cabalgadura. Al llegar al refugio, ella descendió y se cobijó en un alero pequeño de las ruinas. El se apeó y se acercó a ella... el lugar resguardado no era grande, por lo tanto debían quedarse muy juntos. Allí conversaron del tiempo, pero ambos tenían sus corazones alterados. Ella también había quedado prendada del porte de este hombre, de su mirada penetrante y varonil... pero no quería pensar demasiado en esta persona por las diferencias sociales. Aunque parecía que la naturaleza insistía en juntarlos... Al fin, la lluvia paró. Entonces, el volvió a subirla al caballo y se dirigieron al castillo. Seguían hablando animadamente, pues se encontraban muy a gusto.
Al llegar, empezaba a llover otra vez y ella lo invitó a pasar... le tuvo que insistir mucho pues el no quería molestar. Al fin accedió y al pasar a la biblioteca, se encontraron con Robert, el hermano de Helen, que en seguida se puso a conversar con ellos. Le ofrecieron ropa seca y mientras se cambiaba ,el anfitrión, le preguntó por la cosecha de su granja. Hablaron largamente sobre el tema y Robert le confesó que estaba preparando una posible inversión con la siembra de los campos vecinos y quería que le aconsejara al respecto. A Richard le apasionaba el tema y con la conversación no oyeron entrar a Helen con el servicio de té. Robert siguió hablando del tema y le pidió si podía venir la próxima semana, pues quería mostrarle unos estudios que tenía hechos, para este trabajo. El asintió con mucho entusiasmo y miraba de reojo a Helen. Esta también lo miraba con mucho regocijo. Es que se volverían a ver...¡ y ambos corazones latían muy fuerte!
Al poco tiempo, Robert y Richard se hicieron muy amigos y empezaron a trabajar juntos en este proyecto. Helen siempre andaba revoloteando alrededor de ellos, y su hermano empezó a observar el interés de ambos jóvenes. Esto le alegró pues quería mucho a su hermana y cada vez le gustaba más la forma de ser de Richard. Sabía que socialmente no estaban en el mismo nivel, pero no era arrogante y pensaba que si a Helen le gustaba, todo podría arreglarse.
Un día, cuando cenaban todos juntos en el castillo, Robert dijo que tenía que decirles algo muy importante:
- les informo que desde hoy en adelante Richard trabajará con nosotros en mi
proyecto y lo voy a poner como socio para este tema, por lo tanto tendrá todos
los atributos necesarios para manejarse en la sociedad, como representante del
castillo Hampton. -
El involucrado quedó sorprendido y no sabía que decir, en cambio Helen aplaudía y lo miraba al hermano con ojos pícaros! Ya con esto quedaba el camino abierto para que los enamorados pudieran comprometerse. Faltaba solamente el pedido de mano del galán .
La velada terminó muy alegremente y cuando Richard se retiró, ella lo acompañó
hasta el jardín... el estaba pensativo y ella le allanó el camino diciéndole:
- el tiempo está tan lindo...¿ porque no me acompaña mañana, a un paseo por el
- bosque? –
El inmediatamente accedió y quedaron en encontrarse al día siguiente, en el bosque cercano, que estaba cerca del lago...
Hacia rato que ella estaba caminando, nerviosa, debajo de los árboles llenos de hojas verdes pues la primavera había llegado hacía algunos días.
De pronto lo vio llegar, a caballo, muy bien trajeado y traía algo en la mano . Al descender, saludarse con la reverencia, el le alargó una preciosa rosa roja que traía de su jardín. Ella aspiró el perfume de la flor y lo miraba con esos ojos celestes cielo que a el lo dejaban sin aliento. Después de unos segundos, ambos se acercaron, el le tomó la cara y la besó suavemente y al sentir su entrega se besaron apasionadamente. Entre beso y beso, el le decía:
- te amo... te amo... –
Y finalmente logró decirle:
- ¿quieres ser mi esposa? –
y ella sonriendo le contestó:
- si mi amor... si...si...-
¡Y así quedó sellado un amor que venció a la sociedad!
Al llegar, empezaba a llover otra vez y ella lo invitó a pasar... le tuvo que insistir mucho pues el no quería molestar. Al fin accedió y al pasar a la biblioteca, se encontraron con Robert, el hermano de Helen, que en seguida se puso a conversar con ellos. Le ofrecieron ropa seca y mientras se cambiaba ,el anfitrión, le preguntó por la cosecha de su granja. Hablaron largamente sobre el tema y Robert le confesó que estaba preparando una posible inversión con la siembra de los campos vecinos y quería que le aconsejara al respecto. A Richard le apasionaba el tema y con la conversación no oyeron entrar a Helen con el servicio de té. Robert siguió hablando del tema y le pidió si podía venir la próxima semana, pues quería mostrarle unos estudios que tenía hechos, para este trabajo. El asintió con mucho entusiasmo y miraba de reojo a Helen. Esta también lo miraba con mucho regocijo. Es que se volverían a ver...¡ y ambos corazones latían muy fuerte!
Al poco tiempo, Robert y Richard se hicieron muy amigos y empezaron a trabajar juntos en este proyecto. Helen siempre andaba revoloteando alrededor de ellos, y su hermano empezó a observar el interés de ambos jóvenes. Esto le alegró pues quería mucho a su hermana y cada vez le gustaba más la forma de ser de Richard. Sabía que socialmente no estaban en el mismo nivel, pero no era arrogante y pensaba que si a Helen le gustaba, todo podría arreglarse.
Un día, cuando cenaban todos juntos en el castillo, Robert dijo que tenía que decirles algo muy importante:
- les informo que desde hoy en adelante Richard trabajará con nosotros en mi
proyecto y lo voy a poner como socio para este tema, por lo tanto tendrá todos
los atributos necesarios para manejarse en la sociedad, como representante del
castillo Hampton. -
El involucrado quedó sorprendido y no sabía que decir, en cambio Helen aplaudía y lo miraba al hermano con ojos pícaros! Ya con esto quedaba el camino abierto para que los enamorados pudieran comprometerse. Faltaba solamente el pedido de mano del galán .
La velada terminó muy alegremente y cuando Richard se retiró, ella lo acompañó
hasta el jardín... el estaba pensativo y ella le allanó el camino diciéndole:
- el tiempo está tan lindo...¿ porque no me acompaña mañana, a un paseo por el
- bosque? –
El inmediatamente accedió y quedaron en encontrarse al día siguiente, en el bosque cercano, que estaba cerca del lago...
Hacia rato que ella estaba caminando, nerviosa, debajo de los árboles llenos de hojas verdes pues la primavera había llegado hacía algunos días.
De pronto lo vio llegar, a caballo, muy bien trajeado y traía algo en la mano . Al descender, saludarse con la reverencia, el le alargó una preciosa rosa roja que traía de su jardín. Ella aspiró el perfume de la flor y lo miraba con esos ojos celestes cielo que a el lo dejaban sin aliento. Después de unos segundos, ambos se acercaron, el le tomó la cara y la besó suavemente y al sentir su entrega se besaron apasionadamente. Entre beso y beso, el le decía:
- te amo... te amo... –
Y finalmente logró decirle:
- ¿quieres ser mi esposa? –
y ella sonriendo le contestó:
- si mi amor... si...si...-
¡Y así quedó sellado un amor que venció a la sociedad!
Eliane Bösch