He decidido ponerles un cuento mio, situado en el siglo XVIII, ya publicado al principio del blog pero seguramente los nuevos lectores que tengo ahora, no lo han visto. Espero les guste!
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Reconciliación
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Epoca
siglo XVIII – Lugar: Inglaterra. Elizabeth era muy feliz, pues se había
comprometido con Patrick, el dueño del castillo Hampton, hacía unas semanas.
Ambos estaban enamorados , después de haberse conocido en un baile.
Ahora , este había proyectado, la
presentación formal de su novia, a familiares y amigos. Habían programado un
pic nic pues el tiempo estaba muy agradable.
Llegó el día y ella se puse un lindo vestido
para esta ocasión y él estaba radiante y orgulloso de presentarla a todos. Pero
un hecho fortuito iba a nublar este festejo. Elizabeth estaba hablando con unas
señoras, cuando llegó un joven a caballo. Ella en seguida lo miró pues su
caballo cojeaba. Se acercó, y al bajar del caballo el jinete, ella
resueltamente se acercó al animal y después de acariciarlo, apoyó su pierna en
la pata delantera, haciendo que la subiera y así observó que tenía la herradura
floja y se le había incrustado una pequeña piedra. Con sus dedos rápidamente
sacó dicho objeto que tanto lastimara al animal, pero este se movió por el
dolor y al bajar la pata, piso la pollera de su sanadora. El vestido se rompió
en el ruedo y en ese momento se dio cuenta que todos la miraban y lo peor fue
la cara de Patrick.
Este se acercó, la tomó de un brazo y
bruscamente la llevó adentro. A solas empezó a decirle con una furia contenida:
- ¿que
has hecho?¿ Tu crees que una dama como debe ser mi prometida, puede hacer lo que acabas de hacer? El
arreglo de la pata del caballo es trabajo del herrero y no de una dama…Me has
avergonzada ante mis invitados… ¡Esto no puede volver a suceder! –
se dio
vuelta y apretaba los puños con furia. A Elizabeth le empezaba a nublar la
vista pues las lágrimas se agolpaban en sus ojos… estaba anonadada… no sabía
que hacer…quería salir corriendo de allí.
Al ver que el no le decía nada, se escurrió sin que la vieran y al encontrar
un carruaje, le pidió al cochero la llevara a su casa.
Entró llorando…su familia no estaba pues se
encontraban en el castillo. Se tiró en la cama y estuvo horas así. Cuando la
madre regresó le dijo que quería dormir y la dejaron tranquila.
Los días siguientes fueron una tortura para Elizabeth…
su familia no le preguntaba nada pero la miraban con tristeza. Ya no lloraba
pues sus lágrimas se habían secado… pero tenía su cara pálida y los ojos
tremendamente hinchados.
Al
tercer día llegaron del castillo con una carta para ella. Se fue bajo un árbol
que era su preferido, para leerla tranquila. Su corazón latía muy fuerte… tenía
miedo de abrir y ver su contenido. Sus manos temblaban cuando al fin rasgó el
sello para empezar a leer:
- mi
amada Elizabeth: debo pedirte perdón y espero que lo puedas hacer, por las
palabras tan hirientes que te dije…Estuve pensando y me doy cuenta que fui un
perfecto estúpido. Estoy completamente avergonzado de mi proceder. Podrás
perdonarme, mi amada, mi vida…te amo tanto! Comprenderé si no lo haces, pues
mis palabras fueron muy duras ; en ese momento no comprendí que tienes un alma
tan dulce y buena , que también amas a los animales y no quieres verlos sufrir.
Eso es muy loable! Ya sé de tu bondad con todos y sobremanera conmigo. Quiero
agradecerte de ser como eres…¡ pero necesito tu perdón para poder demostrarte
cuanto te amo! Mi vida no vale nada si no puedo estar a tu lado…Si me perdonas,
te espero en el bosque, hoy a las tres de la tarde. Espero con todo mi corazón
verte llegar…Te amo…te amo… tuyo para siempre – Patrick
La cara de Elizabeth estaba radiante… quería
saltar, reír a carcajadas, abrazaba la carta sobre su pecho… caminaba de un
lado a otro. Cuando entró en la casa, la familia entendió que esa carta le
había dado una gran alegría… Pidió que le preparen el carruaje para la tarde y
al llegar la hora, después de arreglarse y peinarse, salió hacia el bosque del
castillo.
El hacía más de una hora que la estaba
esperando con cara muy seria. Cuando vio llegar el coche, se acercó para darle
la mano para descender, y allí se miraron sin hablar unos segundos. Luego,
Patrick le musitó:
-
gracias por estar … temía que no vendrías…yo… - y ella le puso un dedo sobre
sus labios silenciándolo…
- yo también debo pedirte perdón y te prometo
que no haré nunca más una cosa así, cuando tengas invitados –
entonces, a él se le iluminó la cara, se
acercó y la beso larga y apasionadamente.
Después
de unos minutos dijo:
- te corrijo…primero cuando “tengamos”
invitados y segundo me parece muy bien si quieres curar o ayudar a cualquier
animal. Tendrás mi aprobación!. –
Y volvieron a besarse apasionadamente. Luego
empezaron a conversar sobre la boda pues la reconciliación había unido mucho
más a esta pareja.
Eliane Bösch
Editado por Eliane Bösch
10 comentarios:
Qué linda historia, Eliane. ¡Es increíble que no la haya notado antes! Bueno, es que lo que abunda en tu morada virtual son excelentes entradas (¿me permites tutearte?), por ello se me dificulta actualizarme de inmediato.
Qué bueno que esta pareja de la Regencia se haya reconciliado. Debo decir que admiro a Elizabeth, su carácter es tan dulce que perdona sin reparos a su amado... algo que yo jamás podría hacer enseguida. Si un hombre me tratara así, yo tendría que primero notar su arrepentimiento y luego sí perdonarlo, después de percatarme por hechos que ha cambiado.
Por favor, sigue deleitándonos con más historias hermosas como las que siempre salen de tu imaginación.
Un mega-abrazo :)
LadyJane: Muchas gracias por tan bello comentario! Y si, por favor, puedes tutearme!Gracias!
Un gran abrazo
Como siempre venir a este espacio bellamente romantico es un placer.
Cariños
AbuelaCiber MUCHAS GRACIAS! Besotes
Yo recuerdo haberla leído, pero no está mal recordar un poco de romance nuevamente.
Besos.
Luciana: Lo que pasa que vos sos una de mis primeras seguidoras!!!
Un gran abrazo
Pase a saludarte y dejarte buenos deseos para la semana que se inicia
Cariños
Frase de la semama:
El optimista cree en los demás y el pesimista sólo cree en sí mismo.
Gilbert K. Chesterton.
Escritor inglés
Abuela Ciber: Muchas gracias igualmente!
Yo soy de los optimistas....siempre!
Besotes
Uyyy princesas así ya no se encuentran amiga, y si las hay están mejor solas, porque díme qué de bueno tenía él, ja, ja... Bss
MariCari, tu comentario me ha hecho reir!!!Gracias por visitarme!
Besotes
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