Les voy a contar aquí una aventura de mi niñez, cuando vivía con mis padres en el campo.
Las vacas del gringo suizo
Siguiendo
con la narración de mi niñez en el campo, les contaré mis aventuras con las
diez vacas de mi papá.
Cuando
había mucha sequia, escaseaban los pastos, entonces mi viejo soltaba las vacas
al camino para que comieran a la vera del mismo. Ellas comían y
caminaban….comían y caminaban. Al
atardecer, yo salía en mi yegua , la Julia, a buscarlas y las arreaba de
vuelta. Pero… un día… sucedió algo digno de contar. Yo salí como siempre a buscarlas y no las
veía. Al pasar por el tambo Terrabusi, que era una gran propiedad con muchas
vacas y cuya leche llevaban a la ciudad en grandes camiones, vi unos peones
trabajando y les pregunté si no habían visto unas vacas, las que yo buscaba. Me
dijeron que sí, las habían visto que seguramente estaban más lejos. Agradecí y
seguí mi camino. Después de un largo
trecho las ví…estaban volviendo!
Contenta me puse al paso para arrearlas hasta casa. Al pasar por el
tambo Terrabusi salía la peonada (era sábado) a caballo, en sus pilchas
domingueras, con sus rastras , chambergo y botas relucientes. Me vieron y me
dijeron:
-
Hola nena, encontrastes las vacas? Bien
, te ayudamos a llevarlas…
Y allí, agitando el poncho y a los gritos empezaron
a arrear las vacas. Yo, a los gritos les pedí que no lo hicieran. Se pararon,
me miraron y yo les dije que mi papá decía que no había que hacer correr las
vacas sino no daban buena leche… se miraron entre ellos (seguramente habrán
pensado que el gringo suizo era loco) y siguieron al paso conmigo. De lo que
charlaron conmigo no lo recuerdo pero animadamente llegué a casa…en la
tranquera estaba mi papá y… mi mamá!
Después de
los saludos y agradecimientos, los jinetes siguieron al galope hacia el pueblo.
Yo fui a desensillar mi yegua y mi mamá lo peleaba a mi papá…lo único que
recuerdo de lo que dijo fue una frase terrible para mi: “Eliane no sale más a
buscar las vacas!!”
A la tarde
siguiente, mi papá trabajaba en el campo y le fui a preguntar si iba a buscar
las vacas. Y el robusto pelirrojo gringo suizo me dijo: - sí, claro!
Me subí al
caballo, traté de no hacer ruido…no vaya a ser que saliera mi mamá y dijera
algo…y me fui otra vez a buscarlas. Y todo siguió normalmente.
En otra
entrada les contaré una historia sobre los terneros y yo.
Eliane Bösch
Aclaracion no tengo fotos de esa época. Las fotos son de internet... la única que tengo es cuando iba con la Julia a la escuela.
Editado por Eliane Bösch
4 comentarios:
Aunque mis ocupaciones han limitado mucho últimamente mi presencia en Blogger, no me olvido de los amigos. Siempre los tengo presentes.
Mis saludos afectuosos.
Nada como las vivencias mi querida amiga...
Hola Adelfa: Gracias por tu visita y comentario!
Un gran abrazo
La Julia es una belleza y seguro que fue fiel compañera de escuela y aventuras.
Besos
Luciana: Si, mis aventuras con la Julia son muchas e inolvidables! Era mi compinche....hablaba con ella... jajajaja
Muchas gracias por tus comentarios
Besotes
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